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La diadema, palabra derivada del griego διάδημα con el significado de 'banda' o 'filete' y esta de διαδέω (diadéo) que significa 'atar en redondo' o, simplemente, 'atar'. Era común que las mujeres griegas, y luego las romanas, llevaran su cabellera coronada por una cinta atada ceñida a la cabeza. A veces se le llama tiara, aunque este es un ornamento de la cabeza considerado distintivo de autoridad real. La genuina diadema tiene forma de cinta, sencilla o adornada, cuyos extremos se engarzan o se ligan detrás de la cabeza.
La diadema sencilla de oro o plata se conoce ya desde el final de la época neolítica y la misma con diferentes repujados o calados fue usada por los fenicios, los micénicos e, incluso por los celtíberos.
En Mesopotamia, las mujeres adornaban sus cabellos con una o varias diademas superpuestas de las que colgaban cuentas en forma de hoja o de anillo o adornadas con flores cuyos pétalos estaban formados por piedras incrustadas. Los hombres sujetaban su peinado por una cinta de la que colgaban hileras de cuentas.[1]
De ella, se sirvieron los griegos para premiar a los vencedores en juegos públicos y los romanos para sus emperadores, sin embargo los griegos clásicos solían usar diademas solo hechas con ramas foliadas de olivo o con ramas foliadas de laurel para coronar a sus campeones. Los emperadores romanos, a menos a partir de Julio César (quien nunca fue legalmente emperador o imperator aunque logró una jerarquía similar y fue proseguido por el primer emperador romano oficial: Octavio quien se autodenómino César Augusto homenajeando a su padrino Julio César o Caesar. Julio César al parecer comenzó a utilizar una corona con forma de laurea pero en lugar de confeccionada con hojas de laureles verdaderos sino con hojas de oro que imitaban a las hojas de laureles, según algunos la diadema-laurea de Julio César era usada por este para disimular su calvicie. Así los "césares" o emperadores romanos se representan con una diadema corona triunfal o radiante, salvo después de Constantino I y en el medieval Imperio bizantino en donde suelen llevar diadema. No obstante, algunos de estos últimos adoptan la tiara de origen persa modificada, más pesada en comparación con la ligereza de la diadema.